Nuevas testimoniales incorporadas en la causa que se sigue por el asesinato de Juan Pedro Cruz, ultimado a balazos el 20 de febrero de 2014, confirman la hipótesis criminal que lleva adelante la fiscalía de Grave Atentados contra las Personas, con lo cual la situación de los seis “barrasbravas” del club Central Norte imputados se tornó más comprometida.
A medida que avanzan las actuaciones penales en torno al asesinato de Juan Pedro Cruz y la tentativa de homicidio de Franco Lezcano, la situación de los seis imputados por estos hechos, identificados como Alberto Hipólito Gómez Garzón, alias “Lito”; Cristian Molina, alias “Mabru”; Maximiliano Alejandro Cruz, alias “Loco Maxi”; Daniel Ricardo Bazán, alias “Dani”; Facundo Emanuel Fabían, alias “Papilo” y Emanuel Clemene Ofredi, alias “Manolo”, se torna cada vez más comprometida.
Al respecto, el fiscal penal, Pablo Paz, del GAP (Unidad de Grave Atentados contra las Personas), informó que tras las imputaciones penales a los acusados, la fiscalía siguió con varias diligencias procesales, entre ellas se tomaron declaraciones testimoniales.
“Algunas de ellas fueron en carácter de identidad reservada. Sobre estas diligencias podemos decir que las testimoniales confirmaron la hipótesis criminal que impulsa la fiscalía, la cual sostiene que Cruz y Lezcano fueron víctimas de un ataque del tipo sicario, producto de un enfrentamiento interno entre facciones de la barra de Central Norte”, dijo el fiscal.
En este sentido, Paz se refirió a que las víctimas, pertenecientes a la “Banda del Camión”, conocida facción del club azabache, fueron blanco de “un ataque que tuvo una logística pocas veces vistas en materia criminal, pues los acusados actuaron a sangre fría y evidenciaron un accionar previamente planificado, pues llegaron a la escena montados en motocicletas y con un vehículo como apoyo”.
En una pizzería
Los imputados, que responderían a las facciones de “San Isidro” y “Los Pibes”, concretaron su accionar homicida el 20 de febrero de 2014, alrededor de las 22.30, cuando Cruz, Lezcano y Emanuel Rodríguez, un menor de edad que se salvó de milagro, charlaban en la vereda de una pizzería, ubicada en la esquina de las calles Caseros y Santa Victoria.
Los principales acusados, identificados por los apodos de “Lito” y “Junior”, fueron los que ejecutaron el ataque. El primero de estos fue tras Cruz, quien con muletas por una lesión en uno de sus tobillos, trató se refugiarse en el baño de la pizzería, donde fue ejecutado de cuatro disparos.
“Junior”, baleó a Lezcano, a la altura del cuello, en tanto, que Rodríguez, alcanzó a ponerse a salvo al tirarse al piso. Una vez concretado el crimen de Cruz, objetivo principal de esta banda, los homicidas se dieron a la fuga.
Por estos hechos, y después de varios meses de pesquisas, los investigadores de la División Homicidio lograron identificar a cada uno de los que tomaron participación, siendo detenidos seis de ellos, los que ahora enfrentan los delitos de “homicidio calificado por el uso de arma de fuego y por el concurso premeditado de dos o más personas”, reprimido con la pena de prisión perpetua, y “tentativa de homicidio calificado por el uso de arma de fuego y el concurso premeditado de dos o más personas” en perjuicio de Franco Alfredo Lezcano.
“Desentrañar el caso no fue fácil, pues se trata de sujetos que conformar un ambiente que es muy difícil entrar y, aún mucho peor, lograr colaboración, no obstante, la fiscalía pudo obtener testimoniales claves al respecto”, agregó el fiscal.
Pese a ese cerrado círculo, el fiscal sostuvo que lograron reunir elementos de pruebas, pues al poco tiempo los mismos ejecutores del crimen de Cruz comenzaron a jactarse del su accionar homicida, detalles que luego sirvieron para cerrar las sospechas en torno a los acusados detenidos.